Si tuviera que verse en retrospectiva el recorrido histórico del rock hispanoamericano, no cabría duda que el último concierto de Buenos Aires el 20 de septiembre de 1997 que marca la despedida de los escenarios de Soda Stereo sería también el hecho más significativo para determinar el fin de una era. Una era donde el rock en español pudo funcionar como un movimiento que se retroalimentaba por las distintas plataformas, ya sean medios de comunicación, sellos discográficos o eventos en vivo a lo largo de una región, y que tuvo la recepción suficiente de un público que lo convirtió en parte de la música popular latinoamericana. Lo que sucedería luego sería marcado bajo lo que sucedió 15 años antes, bajo una experiencia nueva y en condiciones distintas, donde la industria musical buscaría música más condescendiente y comercializable y la tecnología propondría nuevas formas de comunicación, más apertura sónica y más vinculación al margen del mainstream. Nunca es mal momento para volver a la nostalgia, pero solo un rato, por favor.
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