Pocas veces me atrevo a dar una opinión tan personal como ahora pero es que es necesario decirlo más a menudo (para los que pensamos así, aunque seamos minoría): El rock mexicano es el mejor de Latinoamérica.
En alguna oportunidad, en una entrevista que me brindó la gente de Decireves hace varios años, me preguntó por el rock mexicano y en esa oportunidad le dije que la crítica musical de su país carcome los cimientos bajo los que se funda su propio rock y era algo muy triste. Si uno examina la escena musical por la crítica musical local, el rock mexicano carece de autoestima (y sobre todo, si se la compara con la escena chilena o argentina).
Es verdad que tampoco todos son así, por ejemplo está Oscar Sarquiz, periodista dedicado al rock, aunque en su caso ejerce más una función como historiador antes que de crítico. Sin embargo, tenemos el caso de gente como Hugo García Michel, que generalmente ha despotricado del rock mexicano. Queremos analizar con atención uno de sus últimos artículos: "¿Un rock en diminutivo?"
Ante todo, hay que decir que el hecho que lo haya puesto como una interrogante es muy saludable, porque con ello está reconociendo que cualquier opinión suya lo representa a él y solo a él. El lector decidirá si el rock mexicano realmente tiene esa condición.
El periodista empieza haciendo una introducción histórica de como empezó el rock en México. Se habla de como los refritos eran "limpiados" para que se mantuviera la inocencia de sus letras y se filtrara cualquier referencia vulgar originaria de las canciones de Little Richard o Chuck Berry. Lo cual es tristemente cierto. Pero vale recordar que no es algo mexicano; es algo propio del conservadurismo doble moral latinoamericano. Los canciones de rock que entraron a los medios de comunicación en los 60's en los distintos países estaban sujetos a una sociedad cuyas familias solo tenían una radio y una televisión. El papá, la mamá y los hijos disfrutaban del mismo aparto de consumo, y los medios no se iban a arriesgar en el contenido dedicado a la juventud. Sabiendo de esta inocencia de la era, en países como Argentina se ha tratado de reivindicar en el tiempo el lado más salvaje de su era seminal. Por ejemplo, la canción "La balsa" de Los Gatos de 1967, considerado "el primer hit del rock argentino" es una canción sumamente tierna e inocente. Sin embargo, los historiadores del rock han reforzado la historia de que Lito Nebbia, autor de la canción, cambió la letra original de "estoy muy solo y triste en este mundo de mierda" por "estoy muy solo y triste en este mundo abandonado" (propuesto por Tanguito). En realidad, jamás se grabó así y no fue más que una idea de las muchas que pasan a uno cuando uno escribe una canción. Sin embargo, se refuerza ello para darle una idea contracultural a una canción bajo la cual se cimienta el rock local argentino.
Siguiendo, García Michel continúa el artículo sosteniendo que el rock nacional mexicano no ha superado su "etapa infantiloide" en sus propios términos y se salta unos 60 años de historia. Según su artículo no existió Tlatelolco, ni Avándaro, ni nada. Continúa diciendo: "Unos y otros son músicos bastante limitados, poco creativos, imitadores (los de antes, del rock anglosajón; los de ahora, del rock pop español, argentino y chileno… y —¡oh Dios!— de la cumbia y la onda grupera), incultos (en lo musical y en lo general), simplones (basta ver o leer sus entrevistas), ramplones (basta ver sus fotos, en las que irremediablemente adoptan gestos y poses de un ridículo rampante), faltos de discurso, repetitivos, intrascendentes… y nos podríamos seguir con más calificativos."
Es importante esa parte, porque reafirma que el rock mexicano es una gran y mala copia, adopta cosas que ni los mismos exponentes se la creen. Sin embargo, es un poco jocoso que el propio autor reconozca que no le complace hagan lo que hagan (si se parecen a los gringos, está mal; si se parece a los sudamericanos, está mal; si se parece a la música regional mexicana, está malísimo). Pero sigamos leyendo..
A continuación vienen dos artículos totalmente contradictorios uno del otro. Por un lado, dice que el rock sufre de un mal nacional y lo compara con la política, el cine, la televisión y el fútbol; y llama a los antropólogos para que le den una explicación. Y en el siguiente artículo, reconoce que sí existen buenos músicos y separa los malos de los que valen la pena soltando nombres (Enjambre, Panda, Carla Morrison, Juan Cirerol son engendros, y José Manuel Aguilera, Alejandro Otaola, Jaime Lopez y José Cruz son espléndidos). García Michel culpa a los empresarios avariciosos, managers sin escrúpulos, una escasez deprimente de buenos lugares para tocar, centralismo, medios oportunistas, prensa complaciente, etcétera, pero sobre todo una incultura y una falta de educación artística aplastantes.
La contradicción y la mención de los nombres de los buenos y los malos vale el artículo per se. Podríamos hacer un largo análisis de toda la problemática, pero para empezar no ha dicho nada que no suceda fuera de México en el mundo del rock. El rock (para hablar en "grosso modo", la música contemporanea actual) está viviendo cambios, que no necesariamente están beneficiando a un sector de buenos músicos; y en México en particular ha perjudicado a una generación en particular, toda la que él ha mencionado. Músicos relacionados al blues, que comenzaron en los 80's (y siguen hasta hoy). García Michel está hablando por ellos y defendiendo su causa. La contradicción del autor está en que ese grupo de músicos que están relegados (o viviendo bajo el ostracismo) nunca van a representar (lo malo de) México, donde convive Televisa, la selección mexicana y Carla Morrison (el hecho que García mencione como engendros a músicos que tienen un menor tiempo de carrera habla de su problema generacional). Se ampara en la generalización para echar madres a sus frustraciones y en vez de reivindicar a los músicos mencionados, los usa como un ejemplo de lo que no es el rock mexicano.¿Si son buenos, no son rock mexicano? Si un escritor de rock es incapaz de conectar lo que está sucediendo hoy con los músicos que él considera como espléndidos, ¡como no va a formar en su lógica que el rock de su país queda en diminutivo!
Si uno repasa otros artículos de García Michel, sabrá que no es amigo del pop y considera que el rock que no tiene raíces del blues deja de serlo. Una linea distinta a la de otros críticos más desprejuiciados como el español Diego A. Manrique. Sin embargo, García Michel no deja de apostar y ha escrito por años sobre algo que ya cree que es malo per se. "El problema es que ese momento lleva ya más de cinco décadas." dice. O los críticos de rock mexicano son masoquistas, o al rock mexicano no tiene quien le escriba.
Y ¿por qué el rock mexicano es el mejor de Latinoamérica? Bueno, hay que empezar a decirlo, lo argumentaremos en otra oportunidad..
Lea el artículo de Hugo García Michel: ¿Un rock en diminutivo?