sábado, 2 de enero de 2021

ROMPAN TODO Y EL SANTAOLALLISMO

A unos minutos de terminar de ver "Rompan todo" en Netflix el 16 de diciembre me aventuré a hacer una serie de reflexiones de lo que me hizo sentir el documental que tributa la historia del rock en Latinoamérica. A partir de ese día, se empezó a armar una serie de dimes y diretes en las redes sociales, acompañadas de todo tipo de comentarios, que iban desde músicos a los tipicos influenciadores que se introducen en las olas de tendencias. 

En todos estos días, las críticas al documental no han parado y de mi parte he tenido la tolerancia mental de leer casi todo lo que se me ha cruzado. Muchos de ellos los he compartido por la cuenta del Twitter y dentro de ellos hay críticas muy validas y necesarias, hasta las más inverosímiles y ridículas.

En algunos casos yo había adelantado que no es fácil hacer un documental que abarque tanto por diferentes razones, uno de ellos es económico y legal, porque obtener permisos y hacer reconciliar a músicos pleados por años, escapa a lo que pueda hacer el proyecto. No voy a enfocarme en ello. 

En lo que quería dedicar una palabras, debido a que en estos días he leido entre el asombro y la desdicha, es la vinculación de Gustavo Santaolalla con el documental, entre lo que se cree y lo que se ha inventado. Santaolalla es un músico que tiene una carrera de más de 5 décadas, en un primer momento desde Argentina, y luego desde Los Angeles, California con constante interacción con México y su país natal. Durante estos días su nombre ha sido utilizado por personas que saben perfectamente quien es (quizás dentro de ellos, una persona que aún no supera que Santaolalla no lo volvió a llamar después que le entregó su demo en el 98) así como por personas que vieron que lo mencionaban en alguna red social, leyeron algo gracioso y se pusieron hacer memes. 

Las cosas deben tener un contexto. En primer lugar, hay que entender la función de Santaolalla en el documental. Nicolas Entel, el creador de la serie y quien se acercó a Netflix con la propuesta, fue quien llamó a Gustavo Santaolalla. Ambos ya tenían cierta cercanía por coincidencias en el mundo audiovisual (Santaoalla tiene un papel muy activo en el tema de bandas sonoras desde hace dos décadas). 

Con ese conocimiento público, es cuando la gente ata cabos y empieza a crear teorías, la principal desarrolla la hipótesis de que tan Santaolallista está el documental, entendiendo que también estuvieron las consultorías de Claudio Kleiman y Enrique Blanc (dos maestros conocedores del rock, y que vale la pena chequear sus trabajos). 

Durante estos días he estado analizando el documental y también he tratado de entender las diferentes posiciones sobre esas teorías. En mi posición, considero que es claro que Santaolalla tiene un papel importante. Casi ideológico. Y dentro de las ideas vomitadas durante estos días; quizás Calamaro en su verborrea tuitera fue quien mejor la planteo en unas pocas palabras:
Los que no hablan en el documental, no hablan para no hablar mal de otros compañeros, eso se respeta. Nuestros héroes tampoco tienen el carácter mas dulce del mundo, no siempre ... La idea es inventar una unidad del Rock en América Latina, algo que no existe. Buen intento.
Una parte de los que criticaban a Santaolalla, que venía desde Argentina, decían que Gustavo estaba siendo hereje con los altares del rock nacional argentino (decían que la tratativa en el documental del rock nacional argentino era de segundo plano, y un grupo más intrasingente sacó de contexto una frase que Gustavo lanza en el documental sobre su pensamiento acerca de una letra de Charly García en la canción “Mientras miro las nuevas olas” de Serú Girán). 

La narrativa en el rock argentino a nivel local tiene sus propios códigos y ha sido mantenido durante los años (un ejemplo: la trilogía: Spinetta-García-Cerati), y aunque puede haber intensos debate internos (la cultura cheta vs lo chabón; Soda vs Redondos, etc); de acuerdo a estas críticas Santaolalla (y solamente él), reducía esos elementos y les daba unos pocos minutos mientras él se convertía en el protagonista internacional que engranaba el rock local con el rock regional. "Santaolalla inventó el rock latinoamericano"

El tema del engranaje del rock latinoamericano y todo lo que conlleva no son temas de discusión  a nivel público y ponerlo en el tapete es saludable. Pero frases como las que pronunciadas por Calamaro también remueven el cimiento de lo que significa Rock en las Américas como proyecto, y como sentimos que el gran enemigo del rock como algo latinoamericano o hispanoamericano o iberoamericano es el nacionalismo. ¿Que une al rock latinoamericano o el rock en castellano? La simplificación a una nación mata cualquier discusión.

Dentro de esas concepciones de grandeza suprafronteriza, hay mucho del concepto santaolallista (que hasta antes de estas críticas, no sabía que era una línea ideológica, pero todo este choque ha determinado que sí lo es). En mi formación de amar el rock en español y el rock iberoamericano, me nutrí de muchos artículos de fines de los 90s e inicios de los 2000s donde Gustavo Santaolalla hablaba de que el rock latino iba a conquistar el mundo, la importancia de la identidad y la fascinación que haya bandas en los grandes canales (o plataformas) diciendo cosas que incomodan; y que pese a que los decía alguien de otro país, uno lo entendía perfectamente. Una empatía latinoamericana o de Iberoamérica (si invitamos a España y Brasil al juego). Ese concepto de rock también era abierto y aunque la guitarra era la que seguía mandando, había la formación de una identidad de la cual todos nos sentíamos parte. 

¿Entonces se debe aceptar que solo el santaolallismo es lo que engrana y unifica el rock latinoamericano, pese que a gente como Calamaro consideran que no existe? En mi posición, considero que no. Es por eso que algunos toman la importancia de Mano Negra como importancia relevante para contar la historia. Y en el documental no se habló de Mano Negra pero sí de la Bersuit. La historia de Mano Negra en el rock latinoamericano no se la quita el documental. Podría hablarse del colaboraciones de los artistas punk o metal o, inclusive de hip hop, de distintos países a hacer festivales juntos o que intercambiaban materiales y que tomaban conocimiento de lo que sucedía en otros paises a través de esa interacción. Al final, son posiciones que persiguen distintas ramificaciones que son necesarios discutirse más allá del documental y esto es muy distinta discusión a hablar de los comienzos del rock (Los Millonarios del Jazz, Gloria Rios, Ritchie Valens, Billy Cafaro, Los Locos del Ritmos, Los Llopis, etc) cuando todo era disgregado e incomunicado. Aquí ni calza el santaolallismo. La idea de Ritchie Valens calzó en que "La bamba" se oyó en las radios de todo Latinoamérica. Rompan Todo toma estas posiciones y son totalmente válidas.


Rompan Todo es un documental con alma y espíritu. Y dentro de los que se sienten que no han dado protagonismo a si mismo o a terceros, hay otro grupo importante de personas que ha quedado fascinados con el documental porque sienten que sí les toca, les llega al corazón y al sentimiento. Un sentimiento acompañado de un gran idealismo, que a su vez petardea cimientos nacionalistas en contraposición a lo que Calamaro resumió bien en su tuit, crudo y válido: La unidad del rock en América Latina no existe. En una entrevista realizada al equipo del documental dicen que por un momento pensaron a hacer cada uno de los capítulos pensados en un único país, pero luego la idea de contar una historia trasnversal se impuso ¿Lo lograron o no? Eso ya lo escribí acá.

Hay que recordar que tanto el rock nacional (de cualquier país) como el rock latinoamericano son imaginarios construidos a distintos niveles. Se puede hablar de mucha gente tocando con una guitarra en un espacio geográfico sin la más minima conexión del que solamente viven en Latinoamérica y escuchan unas bandas anglos, pero otra cosa es compartir ideas, colaboraciones, compartir información, respetar el trabajo del compañero, admirar y fascinarse por la música del extranjero que habla tu propio código.

Hay que recordar que esas ideas que Santaolalla lanzaba a finales de los 90s en las revistas mainstream, coinciden en la historia de música latinoamericana con el boom del pop latino de Ricky Martin y Shakira, y poco tiempo después de la conquista mundial del reggaetón con Daddy Yankee y compañía- ¿En ese contexto donde queda el rock latinoamericano? Santaolalla hizo la banda sonora de Amores Perros y al poco tiempo ganaba Premios Oscares y paulatinamente dejaba su trabajo como productor de bandas de rock para dedicarse a Hollywood salvo cosas esporádicas como Bajofondo.

"Rompan Todo" con todas sus críticas válidas, propone regresar a hablar de ello: La construcción de un imaginario colectivo latinoamericano, incomparable, inconfundible, nuestro, estridente, poético, evolutivo, revolucionario, de letras únicas y sonidos milenarios. Pero más allá de una conversación de redes, (donde abunda el tirar mierda sin proponer), se necesita más retroalimentación y ser activo en descubrir e informarte. Desde Rock en las Américas siempre hemos puesto el granito de arena con el mayor de los respetos por la heterogénea propuesta que exista al día de hoy, e integrando lo que los puristas rechazan. Quizás ya no sea el Santaolallismo; quizás sea una nueva idea, mejor, deconstruido e igualmente necesaria. La unidad existe cuando se construye unidad.  


2 comentarios:

Son Azul dijo...

Queda pendiente una segunda temporada de la serie aunque nunca se pueda quedar bien con todo el mundo

Unknown dijo...

Ayer se estrenó el video "Pioneros Iberoamericanos de Rocanrol" (que pueden ver en https://www.youtube.com/watch?v=aF-9HO-kLHY). Muestra las primeras canciones del rock en los años '50 en los países iberoamericanos (México, Brasil, España, Cuba, Puerto Rico, Argentina, etc.)

Es un trabajo de investigación como nunca antes se ha hecho, se juntaron investigadores de todos los países iberoamericanos y se pusieron a bucear en los años '50 de sus respectivos países, reuniendo las gemas que iban encontrando.

Creo que este equipo de investigación es un digno sucesor de la línea de Al Borde, Rock en las Américas y Rompan Todo. La línea de los pocos que han tratado sobre el rock en toda Iberoamérica (y no en la escena de un solo país en particular).

Había una frontera en el rock iberoamericano: los años '50, época que ninguno había investigado profundamente... hasta ayer.