miércoles, 8 de junio de 2011

LAS DICTADURAS NUNCA MATAN AL ROCK



En la historia que se ha construido sobre la escena peruana, se suele afirmar que el Gobierno Dictatorial del General Juan Velasco Alvarado fue un capítulo negro para el rock condenándolo a una muerte y atraso, y por ende, una postergación bajo la cual podría retomar nuevos rumbos en los 80s. Ese capítulo que suelen contar muchos con vemehencia me intriga ¿un gobierno dictatorial puede matar el rock?

Es verdad que el desarrollo de una escena está sostenida por una serie de factores. No basta tener a un grupo de jóvenes talentosos a hacer buena música. Se necesita mucho más que eso. En el caso del rock, como movimiento juvenil contemporaneo, requería de medios de comunicación para su difusión. Por lo menos en sus comienzos, es casi imposible poder hablar de rock sin medios de comunicación: sin que un clásico de hoy no hubiera sonado en ese programa de radio o TV del que todos hablaban en ese entonces.

Pero eso fue en un momento...

El rock, luego, rompe ese cordón..y decide explorar otros territorios. Se refugia en la vida bohemia, en la vida intelectual, en la vida política, en la vida insurreccional. Era la era de lo contracultural (que en realidad, era un mayor aporte a la cultura que lo ofrecido por lo masivo).

Esa transición del rock de los medios a rock contracultural fue un proceso necesario en todo país donde se valora el género, y para que una escena se pudiera haber enaltecido. Ese proceso tuvo que ser espontaneo y liderado por una posta de nuevos músicos que diera una forma con mayor contenido con lo que sucedía en el rock. Sin miedo a arriesgar lo popular o mediático.

En el caso hispanoamericano, los 70's fueron una década deplorable para hacer rock en casi toda la región. El apoyo de la industria musical fue muy marginal y los gobiernos no vieron con buenas caras a los jovenes melenudos de aquellos tiempos. ¿Pero una escena se caía por la propia política estatal?

Frente a las dictaduras (que se vivieron en casi toda América Latina), las escenas (en algunos paises muchos más desarrolladas que en otras), las bandas y su público supieron amoldarse. Crearon una simbiosis que les permitió sobrevivir en la contracultura, alejados de los medios controlados y al borde de la represión. Creando sus propios códigos estableció un nivel de culto que le permitió trascender del tiempo mantiene mensaje y concepto.

En ese caso, una dictadura significa una puesta en prueba del temple de una escena. Con músicos que deben cargarse en las espaldas la responsabilidad del concepto que luchan. Va mucho más allá que hacer buena música para críticos de hoy. Y los mejores ejemplos están en paises como Argentina o Chile, países muy golpeados por las restricciones y golpes de indole mediático y social (censura en la radio, interrupciones policiales a las tocadas, repudio social abierto en los sectores conservadores que gozaba de difusión mediática). Y que, sin embargo, en ambos lares mostraron sus caras más contestarias - y ¡ojo! sin llegar al panfleto - para que con el tiempo se convertieran en la base misma del respesto de sus escenas (Charly García y Spinetta sufrieron la censura y aún así su música de los 70's es un legado hasta en la actualidad, y, Los Prisioneros -en un tiempo posterior- formaron un nicho de gente que quería oír música fuera de lo que se imponía en la radio mientras gobernaba Pinochet en forma natural). Nadie habló de un paraiso; el rock tuvo que sacarse la mugre para salir adelante, pero su legado terminó con creces.

Si dices que una dictadura mató el rock, sácate esa idea de la cabeza. Si dices que una dictadura mató el rock es porque nunca luchaste por ella, no pudiste saltar de su burbuja de comodidad a lo áspero, lo confrontacional, lo contracultural. Así de simple.

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