Asimismo se cosía una suerte de ideología latinoamericanista encubierta. Se hablaba de la gran oportunidad del latinoamericano por afianzar su identidad, por conquistar los Estados Unidos, por ser el que por primera vez en la historia de la música como una industria el que lidere las tendencias. Manu Chao, se había convertido en la piedra fundacional del hecho, con su alabado album solista "Clandestino" donde combinaba canciones super simplonas en inglés con canciones donde recogía fragmentos de los discursos del subcomandante Marcos (un concepto remejorado de lo que hizo The Clash desde Inglaterra)
Entre los productores beneficiados estaban KC Porter o Andrés Levin, pero el que tendría el mayor reconocimiento por ser el más arriesgado de todos sería el argentino Gustavo Santaolalla, artista que ha estado presente en gran parte de la historia del rock iberoamericano y del proceso del rock latino y el movimiento alterlatino.
Santaolalla fue parte de Arco Iris, una banda rockera que intentó experimentar con sonidos rurales. Sin embargo, su estilo hippie y demasiado copiado de Estados Unidos, los reflejaba como desubicados para el resto de la escena local argentina, quien en sus primeros no los tomaba muy en serio. Aunque llegaron a hacer albumes muy buenos con el tiempo (como "Sudamérica o el Regreso de la Aurora" en 1972), Gustavo sintió que le faltaba algo y viajó a Los Angeles. Él cuenta que por el trato que recibió en un principio en la ciudad empezó a sentirse identificado con lo latinoamericano de una forma que no lo había sentido antes.
Gustavo trabajará en distintos proyectos relacionados a la música entre Buenos Aires y Los Ángeles en los 80s. Pero el pasará a ser el productor estrella de los álbumes de rock latino. Participará en los 2 primeros albumes de la Maldita Vecindad y trabajará en el Re de Café Tacuba. Con esa experiencia pasará a trabajar en "¿Dónde Jugarán las Niñas?" de Molotov, "Aqui" de Julieta Venegas, "Libertinaje" de Bersuit Vergarabat y "Fundamental" de Puya.
Durante todos esos años, todo lo que sucedía en el movimiento hacía pensar que finalmente "la música latina" dejaría de privilegiar las propuestas plásticas y había encontrado un verdadero rumbo. Todo lo que se veía no podía ser más que un futuro muy prometedor. Sin embargo, cuando la industria apuesta millones en algo es porque quiere en retribución mucho más. Aunque había algunos artistas muy honestos y comprometidos con su trabajo, había gente que estaba esperando el cheque de retribución, y la gente que se había dedicado a inflar el globo estaría dispuesto a pincharlo...
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